Llegamos a un restaurante… Por fin el covid nos ha permitido salir. Nos sentamos, pedimos algo de beber (Hasta aquí todo bien) y nos traen la carta. Una rutina de actividades que parece totalmente lógica. Ahora, sólo nos queda pedir. PERFECTO.
Yo abro mi carta, comienzo a leer entrantes y quiero saber si podría comer de todo. ¿Por qué? Porque tengo alergia al gluten. Algo de lo más habitual a día de hoy. ¿Verdad? Parece que nos «hemos puesto de moda».
Busco y rebusco en la carta, pero nada. Sin señales de los tipos de alérgenos. No hay indicación de ingredientes ni se menciona las intolerancias. Llamo al camarero, no pasa nada, pienso, él me ayuda…
Y hasta aquí puedo contar.
A día de hoy, somos muchísimas las personas que tenemos intolerancias y alergias a algún condimento, algún alimento o incluso, sin llegar a tener esa intolerancia, queremos solicitar más información de lo que vamos a ingerir.
¿No os ha pasado que ver esa información en la carta, ya da tranquilidad? Por supuesto. ¿Y no es, además, mucho más reconfortante que el camarero te ayude y veas que cuando te da indicaciones o consejos es porque sabe del tema?
El problema es que no siempre es así. Sus trabajos, turnos y vorágines diarios no les permiten conocer los entresijos y, no os podéis imaginar, lo que los establecimientos ganan dando esa tranquilidad al cliente. Poder preguntar al camarero y que te diga si el aceite usado es el mismo, si algo lleva gluten, si la leche podría ser desnatada… detalles que, quizás son insignificantes, pero a nosotros nos hacen un mundo.
¿Sabes que. como profesional del sector de la restauración, puedes formarte con nosotros de manera gratuita, con nuestro curso online? Aprendiendo a tu ritmo, para poder ofrecer seguridad a clientes como yo.
Es importante, en todos los sitios, que el cliente pueda decir: La atención de lujo. Y, perdonad que lo pueda rebatir, eso no se gana sólo con una mesa bien puesta, un trato correcto o tener la comida en tiempo (Cuanto antes mejor, que siempre llevamos prisa). Sino que dar con un profesional que conoce, hará que hablemos bien del sitio. Que lo recomendemos e incluso que podamos decidir no ir, pero sólo por el hecho de que sus platos no cuadran con nuestras alergias.
Reciclarse o morir. La formación no sólo puede estar para aquellos que no tienen trabajo, que también. Sino para aquellos que, aun teniéndolo. aun no pudiendo sacar todo el tiempo que querríamos, queremos profesionalizarnos en nuestro sector y que puedan decir de nosotros: «Qué buen@ es en su trabajo.»
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